Se puede decir que el 2020 no ha inaugurado la nueva década como nos hubiera gustado. Pero, a pesar de toda la incertidumbre y toda la disrupción, creo que este clima de cambio continuo será el catalizador para que los líderes empresariales por fin cambien la forma en la que trabajan y puedan prosperar en el mundo digital.
Por pura necesidad, los líderes empresariales de todo el mundo se enfrentan actualmente a una realidad en la que la urgencia de la transformación digital es todavía más apremiante. Se han visto obligados a examinar a fondo lo que están haciendo bien y lo que tiene que mejorar en sus propias empresas.
En mi opinión, los cambios en la forma en que trabajamos, dónde eligen trabajar nuestros empleados, cómo nos relacionamos con la tecnología y la manera en que pensamos en nuestros clientes se basan en un factor clave: la agilidad organizacional.
Empresas ágiles que sacan provecho a su inversión
La pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve la necesidad de incrementar la agilidad empresarial. Las empresas tienen que poder adaptarse para reaccionar a los cambios constantes. Si bien la agilidad se había convertido en la palabra de moda para indicar que se estaba mejorando, actualmente es un imperativo empresarial.
Y hay evidencias que sugieren que las empresas ágiles sacan provecho a su inversión en términos de rendimiento. Un estudio de McKinsey, "The Need for Speed in the Post-COVID-19 Era—and How to Achieve it", llegó a la conclusión de que "las empresas rápidas superan a otras por un amplio margen en varios resultados, incluida la rentabilidad, la resiliencia operativa, la salud organizacional y el crecimiento".
De manera similar, un próximo estudio global de Workday, "Agilidad organizacional: roadmap para la aceleración digital", compartía la misma opinión. La investigación llegó a la conclusión de que las empresas ágiles, aquellas "con la capacidad de reaccionar rápida y eficazmente frente a las oportunidades", nunca han estado tan bien posicionadas para aprovechar la capacidad de trabajar a gran velocidad.
La disrupción como catalizador de la transformación
En los momentos difíciles, es normal, e incluso prudente, ser precavido al considerar nuevas inversiones. La innovación suele ser lo primero que sacrifica finanzas cuando llega el momento de apretarse el cinturón. Sin embargo, para muchas empresas globales, el camino hacia la transformación digital no se ha detenido por la situación actual. Incluso se ha podido acelerar a medida que las empresas se iban dando cuenta de que los sistemas que tienen implementados no pueden hacer frente al ritmo actual de los cambios. De hecho, IDC señaló que el 30 % de las empresas europeas ven la crisis de la COVID-19 como un incentivo para trasladar sistemas clave a la plataforma cloud ahora, no más tarde.
La transformación no está libre de riesgos, pero adoptar la agilidad puede contrarrestarlos al proporcionarle a las empresas la capacidad de recuperación necesaria para afrontar con confianza los continuos cambios. Pregúntese, ¿son sus procesos lo suficientemente ágiles? ¿Podrían reaccionar rápidamente los sistemas Core Business de su negocio a cambios operativos importantes?