Aunque los métodos modernos de comunicación son indudablemente más eficaces que en el pasado, el problema radica a menudo en el volumen y la personalización.
El consumo medio de información de una persona equivale a 16 películas diarias. Ante este bombardeo constante de información, en lugar de intentar seleccionar qué es importante y qué no lo es, lo más sencillo es ignorarlo todo.
A lo que habría que sumar las diferentes preferencias de los empleados. Hay quienes prefieren el correo electrónico o Slack como principales canales de comunicación. A otras personas les gustan más las reuniones presenciales. Y hay gente que prefiere los encuentros virtuales. Hay quienes opinan que las comunicaciones semanales son excesivas, mientras que otros desearían que fueran más frecuentes.
Pero no se alarme. La solución no es contratar a un coordinador de comunicación para cada equipo de la empresa. Es algo más sencillo.
Adaptar la comunicación
En lo que respecta a las comunicaciones internas y la difusión de la información a diversos equipos, la solución no está en complacer a todo el mundo. Se trata de empoderar a los líderes para que personalicen la información que sea significativa para sus empleados, ayudándoles a entender la relevancia que tiene para ellos y sus roles.
El papel de RRHH es fundamental en este aspecto. Podemos proporcionar a los líderes herramientas y orientación que les permitan comunicar la información de forma pertinente, en lugar de limitarse a enviar un correo electrónico. Adaptar la comunicación garantiza la interpretación correcta de los mensajes de la empresa, dejando menos margen de error y asegurando que la información se reciba debidamente y conlleve las acciones correspondientes.
Considere este paso del proceso de comunicación como el primero en la cadena de acciones necesarias para garantizar la alineación de todas las funciones.