Por ejemplo, el sector del automóvil ha experimentado enormes cambios tecnológicos: la conducción autónoma, la electromovilidad, etc., explicó Weerda. Al mismo tiempo, está la incertidumbre sobre cuándo se impondrán plenamente estas nuevas tecnologías en el mercado. De hecho, muchos fabricantes se sorprendieron de que la demanda de vehículos eléctricos aumentara con bastante rapidez durante la pandemia del coronavirus. De cara a 2024, se prevé una ralentización de la demanda de vehículos eléctricos.
"Los fabricantes siguen teniendo que desarrollar en paralelo tanto vehículos eléctricos como de combustión tradicionales, lo que obliga a desplazar la fuerza laboral adecuada a otras áreas —explicó Weerda—. Por un lado, está la incertidumbre y la presión de los costes y, por otro, la enorme necesidad de más flexibilidad y rapidez en la forma de trabajar de las personas".
Ahora bien, aunque la agilidad de una empresa puede referirse a moverse rápido, no quiere decir que haya romper nada ni crear el caos.
"Si solo es estable, puede acabar volviéndose excesivamente burocrática. Si solo es dinámica, se parece más a una empresa emergente en la que las cosas se hacen simplemente en plan: 'Vale, tú te encargas de esto y yo me encargo de esto otro'", comentó Weerda.
Para ser ágiles se necesitan ambas cosas, explicó Weerda. La estabilidad significa tener procesos de desarrollo coherentes cuyos roles y responsabilidades están claros en toda la empresa. El dinamismo incluye la capacidad de mover a las personas dentro de una organización de desarrollo y de crear rápidamente un nuevo equipo que sepa colaborar.
Tal y como dijo Weerda: "Agilidad rima con estabilidad".
"La agilidad y la estabilidad van de la mano", afirmó Weerda. Para lograrlo, hay que establecer un marco y un significado organizacionales claros; estructuras, procesos y formas de trabajar coherentes; y prioridades alineadas. Este marco general permite a las personas actuar y tomar decisiones con flexibilidad sin crear el caos".
Plantéese lo siguiente: cuando se trabaja en un entorno remoto, una estructura tradicional de cadena de mando puede generar una dependencia de los mánagers para la dirección diaria. Sin embargo, este nivel de dirección podría no ser posible debido a la falta de interacción en persona.
En su lugar, un modelo organizacional ágil con capacidades ágiles pretende cultivar una mentalidad más autónoma en las personas, animándolas a tomar la iniciativa y a colaborar con el resto de los miembros del equipo para resolver los problemas del día a día, sin esperar instrucciones de los mánagers.